miércoles, 15 de enero de 2014

EZPATA DANTZA




Ignoramos desde cuando se baila la ezpatadantza en Gipuzkoa. Los investigadores han descubierto documentos relativos a ezpatadantzas ejecutadas en diferentes localidades gipuzkoanas desde el siglo XVII. Asi­, en el siglo XVII  estan documentadas las ezpatadantzas de Tolosa, Legazpia, Donostia, Segura y Zumarraga. En el Diccionario Historico-Geografico del PaÃis Vasco se explica lo siguiente acerca de las danzas que se bailaban en Gipuzkoa:

"Ademas de este bayle comun hay otros, como la danza de espadas en los dias del Corpus y de los santos patronos de los pueblos. El año de 1660 en que Felipe IV asistia a la procesion del Corpus que se hizo en San Sebastian, bailaron esta danza de espadas 100 hombres; y aun se conserva un dístico vascongado en que se expresa este género de danza, y dice asi­:
Carlos quintoren baratzan Aquerrak espata dantzan."

Bullet1 Manuel de Larramendi y Juan Ignacio Iztueta nos han dejado dos espléndidas descripciones  de la ezpatadantza. En la obra de Manuel de Larramendi titulada Corografi­a de Guipuzcoa y publicada en 1754, el poligrafo guipuzcoano escribe lo siguiente acerca de esta danza:
 

"La espatadanza, o danza de espadas, no creo que se practique en parte alguna. En Castilla debio de usarse en algun tiempo, porque Cervantes hace mencion de ella, y el ingenioso Don Quijote en la bodas de Camacho, entre otras diversiones, ve una danza de espadas, y segun las señas que alli­ tiene es la misma que aun dura en Guipuzcoa, aunque se haya olvidado en Castilla. Entran en la danza veinte, o treinta, o sesenta hombres, con espadas largas y desnudas, o desenvainadas, y para no herirse, resguardadas las puntas o abotoisadas, con estopa; bien vestidos, con buena calza, medias y zapatos, y lo demas en camisola muy blanca, y gorros blancos en la cabeza. Van en cuatro lineas, que se alargan mucho por el espacio que ocupan las espadas de unos, de que se asen los otros. El que guia y ha de gobernar por sus puntas, dos a la izquierda y dos a la derecha, correspondientes a las cuatro lineas que le siguen. Los cuatro ultimos van con sus espadas lucientes y libres, y las toman con unos lienzos muy blancos en la empuñadura y cazoleta, porque son los que han de mostrar su aguante y destreza en manejarlas, cada cual en su turno. Todos van danzando al compas del son que se les toca, y es determinado para esa danza, aunque también se les tocan algunos otros. Cuando han de volver a desandar lo andado, por ejemplo, en una calle, no vuelven tomando alguna vuelta; y entonces es de ver el enredo de las espadas, el puente o boveda que van formando los que dan de un lado y del otro van siguiendo sus lineas por debajo del puente que, sin soltar sus espadas, van formando los delanteros, hasta que, pasando todos, queda la danza en el mismo orden y lineas que antes. Esta mudanza se hace con la señal que da el que guia la danza, y es levantar las cuatro puntas que lleva en las manos, dos en cada una, y luego que empiezan a hacer el puente los primeros de cada lado va andando hacia atras y mirando el orden con que se practica la mudanza.



 Esta unas veces es total de las cuatro lineas y otras parcial de una sola, que con el enredo y boveda que se ha explicado sube hasta el altar, o persona, o paraje, a quien se quiere festejar. Alla el ultimo, separado de los demas con un compañero, cuya espada por su punta mantiene con la mano izquierda, y con la derecha levantara su espada en lo alto, danza de solos pies al compas del son que tocan. Luego al son mas apresurado empieza a jugar la espada sin cesar el movimiento de los pies, y la juega siguiendo el compas al son, ya girandola a la derecha y a la izquierda, y tajos por lo bajo atravesados hacia su compañero, y volviéndose al auditorio sobre la espada del otro, y doblandola ali­ con los mismo movimientos, y tan vivos y prontos, que apenas se deja ver la espada. Lo mismo ejecutan por su orden los otros tres ultimos; pero algunos de ellos, mas esforzados y diestros, toman dos espadas en ambas manos, y despues del preambulo de los pies, juegan de ambas espadas, primero de la derecha, después de la izquierda, y en fin de ambas, ya en derechura, ya cruzandolas, sin encontrarse una con otra y siguiendo siempre el compas del son que se les toca."

Bullet1 También Juan Ignacio Iztueta presta especial atencion a la ezpatadantza en su obra de 1824   Gipuzkoako dantza gogoangarrien kondaira edo historia, donde afirma que la ezpatadantza se bailaba con ocasion de las visitas de los monarcas, en la procesion del Corpus Cristi y durante las festividades locales. Segun cuenta Iztueta, cada dantzari guardaba en su casa una espada:

"Orain 30 urte ingururaño, legezko usario zuten Gipuzkoan bizi oi ziraden gizon ezkondu guziak, ezpata luze anziña anziñako bana zuzenkiro gordaikatzea, eta nor berarekin Gorpuz goizean erriko etxera aurkeztutzea."

Bullet1 No obstante, Iztueta señala repetidamente que la costumbre de bailar la ezpatadantza estaba perdiéndose y que en su época ya solo se bailaba durante la festividad del Corpus Christi.

"Donostiako Uri leñargitiak Gorpuz egun guzietan egiten ditu ezpata dantzari ondrosoak; baita Andoaindarrak ere. Baña gañerako erririk geienetan ez dirade oroitzen izenaz ere, alik eta Erregeak eta oen hurrengo persona goienengoak, orube maitagarri onetan igaro bear dutenean, gure ama gozatsu Gipuzkoak, dantza gogoangarri onekin berak menekiatu edo obsekiatzeko agintzen dien artean. Eta orduan, bide aundian daudenetakoak or oi dabiltza guziz arazo aundietan, azka ta puzka, ezin biribillaturik, ez ezpata luze anziñako aietako bat, eta ez ezpata dantza zer dan dakienik."

 Consciente de esa pérdida, el maestro zaldibitarra incluye en su libro detalladas instrucciones para ejecutar correctamente la ezpatadantza. En 1828, es decir, cuatro años después de la publicacion de la obra de Iztueta, Fernando VII atraveso Gipuzkoa durante uno de sus viajes y fue agasajado en varias localidades gipuzkoanas a lo largo de su ruta. Juan Antonio Urbeltz ha recogido testimonio documental de dichos homenajes, y del mismo podemos constatar que en la mayoi­a de las localidades se rindio homenaje al monarca interpretando en su honor la ezpatadantza: en Tolosa lo hizo “una comparsa de bailarines de Pordones”, en Billabona y Andoain, “sesenta danzantes de baile de espada de uniforme y vistosamente vestidos”; en Donostia, “la comparsa de Ezpatadantzaris compuesta de cincuenta labradores briosos bailo en primer lugar la antiquisima danza de espadas”; en Ordizia, Beasain, Ormaiztegi, Zumarraga, Urretxu, Legazpia, Antzuola, Bergara, Soraluze y Eibar actuaron “Veinte danzantes de espadas de los mis diestros”.


Bullet1 En los primeros años del siglo XX el maestro de danzas José Lorenzo Pujana enseño a danzar la ezpatadantza a numerosos dantzaris. En algunas localidades en las que impartio su magisterio –por ejemplo, en Añorga—la costumbre de interpretar la ezpatadantza ha perdurado hasta nuestros di­as.


 FUENTE: http://gipuzkoa.dantzak.com/erdara/dantzak.php?atala=historia&dantza=ezpatadantza
  
"No analizo los temas sólo desde la antropología sino que aplico la lingüística, la mitología, la historia de las religiones... y así me doy cuenta que hay cosas que no se han estudiado desde el punto de vista que yo propongo. Por ejemplo, espada o espata significa además tábano o mosca del caballo, eso nos da una nueva interpretación de los espatadantzaris, que pueden ser bailarines tábanos, algo impensable por insólito, pero yo defiendo que es así porque el arma los dantzaris la utilizan como un aguijón, cogiéndola con las dos manos para atacar y defender como un conjurador".

                                                                                   Juan Antonio Urbeltz

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