viernes, 7 de marzo de 2014

Historia breve del GAUCHO



EL GAUCHO

“Más de cuatro siglos de labor agraria y ganadera, para dar el sustento a la población, fueron moldeando un paisaje diferente en la pampa; el hombre no escapó a esa transformación generada por el trabajo y por la forma en que se realizó la ocupación de la tierra.”
                                             Carlos Moreno 


                ISMA-ISFA “JORGE DONN”
Carrera Profesorado de Danza Folklórica
Examen de Ingreso: 14 de diciembre del 2011
Asignatura: Folklore Ciencia
      Ítem elegido: -Introducción a la ganadería-Vaquerías-El gaucho-Saladeros-Estancia-Establecimientos Ganaderos-Ley de vagos-Frontera.
Titulo del trabajo: EL GAUCHO
Autor:                   AITOR ALAVA



Un nuevo símbolo nacional: El Gaucho

 A mediados del siglo XIX los intelectuales que se oponían a los caudillos y procuraban modernizar el país, difundieron una imagen negativa del gaucho. Se atribuían a este personaje costumbres bárbaras, opuestas al progreso.

Esa imagen negativa comenzó a cambiar  a finales de siglo a medida que en el campo se extendían las estancias, llegaban los inmigrantes y aumentaba la producción agrícola. Fueron apareciendo una serie de exitosas obras literarias, que convertirían al gaucho en una especie de héroe anónimo en el que sobrevivían los valores de la nacionalidad. En el año 1872 se publica “El Gaucho Martín Fierro” de José Hernández. Siete años después José Hernández publica “La vuelta de Martín Fierro”. Ya entonces, miles de personas habían leído o escuchado la historia de ese campesino argentino, al que un autoritario Juez de paz obligó a ir a la frontera a luchar contra los indios. Fierro, de esta manera perdía su rancho, sus tierra, sus hijos y su mujer. En “la vuelta de Martin FIerro”, se reencontraba con sus hijos y les daba consejos para que no les pasara lo mismo que a él.

 
Cuarenta años después, esos poemas que imitaban la manera de hablar del pueblo, fueron la inspiración para un libro nuevo “El Payador” de Leopoldo Lugones.Lugones fue el escritor mas respetado por la clase dirigente argentina, en la época del centenario de la Revolución de Mayo. Su libro, El Payador, está escrito en idioma culto. Fierro ya no sería visto como una víctima del poder y la injusticia sino como un Héroe y que había ayudado a hacer un país grande y moderno. De este modo, la figura del gaucho fue contrapuesta a la del inmigrante, que ansiaba ocupar puestos de poder. Eduardo Gutiérrez escribe  “Juan Moreira”, otra obra que contribuyó a popularizar la figura del Gaucho. Incluso los Hermanos Podesta, lo inmortalizaron en 1884 en su espectáculo circense, alcanzando notable éxito.
 
La palabra Gaucho

La palabra gaucho se usó en las regiones del Plata, Argentina, Uruguay y en Brasil (gaúcho). Palabra para designar los jinetes de la llanura o pampa. La palabra Gaucho se aplicó al elemento criollo o mestizo, pero no puede asignársele un sentido racial, sino étnico, ya que los hijos de inmigrantes europeos, los negros y los mulatos que aceptaron aquel modo de vida, fueron gauchos.

La palabra Gaucho parece estar relacionada con la palabra Gauderio: palabra de origen portugués con la que se designaba a los campesinos andariegos de Río Grande do Sud (Brasil) y Uruguay; eran hombres increíblemente dúctiles en el manejo del caballo y la hacienda. La palabra "gauderio" pasó al Río de la Plata, donde no era conocida y sirvió para designar al paisano de nuestros campos: "étnias de indios y colonizadores..." según Mariano Polliza.Otras palabras utilizadas han sido: Changador Gauderio  Guaso Camilucho.


El gaucho, excelente jinete



Para cuando los conquistadores (termino histórico) llegan a este continente en el año 1492, el caballo no poblaba este continente, el cual había sido en pretéritas eras geológicas la cuna del género equus. de donde evolucionó el equus caballos, especie que en épocas históricas los pueblos asiáticos, africanos y europeos domesticaron, salvándolo de su extinción definitiva. Un camino de ida y vuelta. 
La génesis del caballo criollo de las llanuras del Plata se atribuye generalmente a la introducción que realizó Don Pedro de Mendoza,  en la primera fundación de Buenos Aires en 1535, mencionándose en sus capitulaciones de 1534 con el rey Carlos V la obligación de traer 100 yeguas y caballos, registrándose su partida con solo 72 según Ulrico Schmidl y existiendo la mención del padre Rivadanevra, que fueron sólo 42 las aportadas en ese viaje. 

Casi contemporáneamente, en 1541, Alvar Núñez Cabeza de Vaca había llevado caballos a Asunción del Paraguay y Diego de Rojas y Nuñez de Prado trasladó caballos desde el Perú hasta el territorio de la actual provincia de Tucumán, en el Noroeste argentino. Producida la despoblación de la primera fundación de Buenos Aires, se dice que varios ejemplares quedaron libres y se adaptaron con facilidad a la pampa reproduciéndose con facilidad. 

Transcurrieron casi cuarenta años hasta que en 1580 Don Juan de Garay intenta con éxito la segunda y definitiva repoblación de la ciudad desde Asunción del Paraguay.

Garay había recibido informes para esa época que existían numerosas caballadas vagando en libertad en las cercanías de Buenos Aires. Como no podía ofrecer a los nuevos pobladores ni oro ni plata ni encomiendas de indios en una tierra casi desértica, cubierta solo de pastos y sin ningún bosque, pidió a su superior, el adelantado Juan Torres de Vera y Aragón, “hacer merced a los nuevos pobladores, del ganado caballuno abandonado por Don Pedro”.

Torres de Vera y Aragón debía muchos favores a Garay, para discutirle unos pocos caballos, por lo que accedió al pedido. Luego, los pobladores encontraron más caballos que los pensados y obtuvieron del Consejo de lndias (1591) que se los eximiera del diezmo real que hubiera correspondido si hubieran sido salvajes, es decir, autóctonos, lo que obtuvieron iniciándose así la captura de los que cayeron bajo sus lazos y corrales, los demás se dispersaron. Muerto Garay, Torres de Vera y Aragón reclamó las caballadas para sí, al conocer su número, por ser producto de la tierra”. 

A él le convenía que se revisara la teoría que los consideraba caballos abandonados, abogando por su carácter natural, extremo que nunca pudo ser probado. Los caballos de Mendoza, más los que luego se dispersaron desde el Paraguay y Tucumán, son el origen de las grandes manadas de caballos salvajes que a fines del siglo XVIII asombraban a los viajeros, y que los pobladores locales denominaban genéricamente como "baguales".

Según varios historiadores, las primeras vacas, llegaron al Paraguay desde Brasil en 1945, y Juan de Garay las llevo al Río de la Plata en 1580. Las primeras ovejas fueron introducidas por Juan Nuñez del Prado, fundador del Tucumán. En 1587 Juan Torres de Vera, condujo desde el Perú hasta La Asunción 4.000 ovejas, de las cuales la mayor parte se asignó a Buenos Aires.
  Caballos, vacas, ovejas: movilidad, cuero, carne, lana.

La pampa adquirió así su jerarquía de pedestal gaucho.

Los trabajos del Gaucho:

El gaucho y su caballo son casi una misma imagen, nada hacía el gaucho sin su caballo y nadie montaba como él. Se dice que aprendió a cabalgar antes que caminar. Caballo, lazo, rebenque y boleadoras lo acompañaban en todas sus andanzas.

los primeros gauchos cazaban vacas con el lazo o las boleadoras para sacarles el cuero. Mas tarde, cuando ingresaron a las estancias, el trabajo aumento y se hizo más variado.  

El gaucho entonces, no tuvo rival en el rodeo, ni en la doma, ni en la yerra , y fue un experto en enlazar y pialar.
En la yerra enlazaba a la presa con verdadera maestría, bien afirmado sobre el recado, revoleaba el lazo con movimientos precisos y luego arrojaba en dirección del animal. Este quedaba aprisionado por la cuerda de cuero para que otro gaucho pudiese pialarlo, es decir, sujetarle las manos y voltearlo.
También era hábil en el rodeo, que en esta época consistía en reunir al ganado en un lugar para revisarlo, separar animales para la compra y la venta o vigilar su estado.
Con las boleadoras su puntería también era infalible, podía bolear un ñandú o un novillo a grandes distancias. 

Las boleadoras  el lazo y el rebenque, junto con el cuchillo, fueron para el gaucho herramientas de trabajo y también armas. Basta recordar que durante las Invasiones Inglesas y la Reconquista, los ingleses cayeron atontados al ser enlazados o boleados por los gauchos. Y con el rebenque, que lleva adentro de la funda de cuero bien trenzado una barra de metal, podía matar de un solo golpe. Nunca se separaba de él. A todo esto debemos agregar que el terreno no poseía secretos para el gaucho. En una sola ojeada reconocía una huella, o seguía un rumbo guiado por árboles o pastos. Se orientaba también por la posición de los astros o algunas aguadas, y su finísimo oído apoyado en la tierra lo ponía sobre aviso de la proximidad de los indios. Estos magníficos guías, que podían conducir sin dificultades a los viajeros a través de la pampa se llamaban " baquianos", y de ellos se dijo que eran " la brújula de la pampa" . Durante las guerras de la Independencia, fueron muy útiles al ejército criollo, pues nada más que por el movimiento de los animales o los casi invisibles desgarrones en las plantas, podía informar del paso del enemigo y hasta decir cuántos hombres eran.
  Lugar físico donde desempeño su trabajo

Tenemos situado al gaucho como un errante solitario con su montura. Esto es cierto, pero el gaucho ha estado presente en todas las formas y modos  de explotación ganadera.

Las vaquerías: hacia el año 1600, había por entonces en las desiertas llanuras pampeanas, miles de cabezas de vacas y caballos salvajes, sin dueños, denominados cimarrones. Y esos hombres que luego se llamaron gauchos empezaron a alejarse hacia la campaña donde podían subsistir sin mayor esfuerzo, pues con ese ganado de nadie satisfacían sus necesidades de sustento. Para comer bastaba con faenar un animal; lo demás lo brindaba la naturaleza: no les hacía falta nada más. De este modo empieza a dibujarse la imagen del gaucho libre, sin trabajo ni vivencia fija, recorre a caballo grandes distancias y duerme al descampado sobre su recado cuando lo sorprende la noche en la soledad de la llanura. Lleva una vida nómada y apartada de las ciudades.



Por entonces, las autoridades dan permiso a los dueños de tierras para realizar VAQUERIAS, es decir, para recoger y faenar el ganado cimarrón. El gaucho trabaja en ellas y debido a las expediciones que tienen que hacer para buscar el ganado, se van alejando cada vez más de los centros poblados y se diseminan por las pampas. Fueron pues los primeros paisanos que fundaron una sociedad campesina.


La chacra: durante los siglos XVII y XVIII,  fue el establecimiento agrícola ganadero que abasteció a la ciudad con productos de consumo, trigo, harinas, legumbres, hortalizas, leña, pichones de paloma etc.



La estancia: Cuando se fundó la ciudad de Buenos Aires se repartieron las tierras, las más extensas y alejadas se llamaron ESTANCIAS. Al principio, los límites entre una y otra eran simplemente los ríos y arroyos, aunque a veces se construyeron zanjas divisorias.




Casco de la antigua Chacra de Los Remedios. 

Durante el Virreinato comienzan a crecer las estancias en "Tierra adentro", o sea, en lugares aún más apartados y hasta poco antes en poder de los indios.

Las autoridades apoyaban su instalación para evitar la merma de ganado provocada por la vaquería, pues, si los animales tenían dueños ellos, se encargarían de cuidar que subsistieran.

Asimismo estos establecimientos contaban con ranchos y casas para el alojamiento de los dueños y los peones que allí trabajaban.

El saladero: Los saladeros surgieron en el siglo XVII como consecuencia de la necesidad de los europeos de consumir carne salada, o charqui, como se la conoce en  Argentina. Así, gracias a esta poderosa industria (se exportaba en grandes cantidades) nacieron las ciudades de Quilmes, Berisso y Ensenada, y más tarde Atalaya, que sería sólo una parte de la Comuna de Magdalena.
  Los saladeros, que lograron una explotación integral del vacuno. Producían tasajo destinado a la alimentación de esclavos o de ejércitos en marcha; extraían el sebo y la grasa para la fabricación de las velas, el jabón y lubricantes para cueros. Desarrollaron la técnica de curtir los cueros. La era del saladero ocupa buena parte del siglo XIX, con la construcción de establecimientos especializados, e incluso —aunque ya en pugna con los envíos de carne enfriada o congelada— continúa hasta principios del siglo XX.



Los primeros ocupantes de los saladeros eran inmigrantes, en su mayoría italianos y vascos ¿Qué se hacía en los saladeros? Se mataba el ganado, se le sacaban sectores de la piel, y se los ponía a secar al sol, luego de ser salada.

La hacienda era traída por los gauchos argentinos desde la pampa, que estaba llena de ganado y servía perfectamente

para los objetivos de estos lugares.
  La vestimenta del Gaucho:

La figura del gaucho no puede separarse de su vestimenta. Así como la llanura fue su ambiente y el caballo su medio de movilidad, el traje lo individualizó.

Recortado contra el paisaje pampeano, parado en la puerta de su rancho o empeñado en un juego de taba o bebiendo en la pulpería, el gaucho es ese hombre callado que hace sonar con orgullo, al caminar, las espuelas que lleva sobre su botas de potro.


Muchos pintores de la época sintieron la necesidad de retratarlos en distintas actitudes. En todos esos cuadros resulta admirable el porte del gaucho, luciendo sus calzoncillos amplios y con grandes bordados calados que asoman debajo del chiripá y que sujetan a su cintura con un cinto. 
 

El final del Gaucho:

El primer alambre-como alambrado-fue colocado por Mr Newton en el año 1845 en la estancia Santa Maria en Chascomús. EN 1855  la Estancia Los remedios es alambrada en su totalidad.

En 1855, Sarmiento decía:”Gasten lo necesario y hagan estable su fortuna”. 

A partir de esta fecha proliferaron los alambrados, con lo cual vino el declive del gaucho.

En 1860 se promulga la ley de vagos:

Clasificación de los Vagos

Art. 1. Serán considerados vagos simplemente para los efectos de esta ley.

1. Las personas de uno y otro sexo que no tengan renta, profesión, oficio ú otro medio lícito con que vivir.

2. Los que teniendo oficio, profesión ó industria, no trabajan habitualmente en ella, y no se les conocen otros medios lícitos de adquirir su subsistencia.

3. Los que con renta, pero insuficiente para subsistir, no se dedican á alguna ocupación lícita y concurren ordinariamente á casas de juego, pulperías ó parajes sospechosos.



Esta ley incidió en la vida del gaucho, ya que fue tratado como vago.



AnexoI: ley de vagos


                                                                     Aitor Alava

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